jueves, 28 de septiembre de 2017

Detroit (2017)


Kathryn Bigelow dirige Detroit, con guión de su inseparable Mark Boal y que nos narra hechos reales ocurridos en julio de 1967 en la ciudad del Motor y la música Soul, Detroit, en el estado de Michigan. Se trata de un extraordinario film que consigue dos cosas ante todo, primero te sumerge rápidamente y de manera clara en lo que sucedió durante los disturbios de aquel año, bastante violentos y que comenzaron con una redada en un garito donde se vendía alcohol sin tener licencia, y segundo centrarse en los hechos ocurridos en el Algiers Hotel, que ocupan dos tercios del metraje, que muestran la claustrofobia, el terror vivido y los episodios de violencia mezclado con racismo y abuso policial, que quedan bastante pormenorizados.


Ya desde el inicio, la directora nos pone en el contexto histórico y con gran detalle nos narra el porqué de los motivos que llevaron a los habitantes de esa ciudad, a levantarse contra una tiránica situación a la que estaban sometidos. Desde luego deja claro desde el inicio, que mucha culpa la tenía la policía, que no escatimaba en usar la violencia cada vez que podía impunemente, e incluso nos muestra ya a uno de los que será protagonistas del caso del Hotel, haciendo de las suyas y matando a alguien desarmado que simplemente había robado comida. Eso si, deja claro también desde el principio, que en esa época el asunto racial todavía era muy duro de solucionar, y se posiciona claramente a favor de los que lo sufrieron.


En todo este contexto los músicos negros cantaban, y muchas bandas triunfaban y otras intentaban llegar a tener éxito, como The Dramatics, y tras la detención masiva e injustificada de un centenar de afroamericanos que disfrutaban de la música en compañía de sus amigos, la ciudad será un campo de supervivencia para los componentes de esta banda, cuya evolución se verá truncada en parte por dichos hechos. Este hilo conductor nos dirige al hotel, que se convierte sin quererlo en trampa mortal para muchos. Larry (cantante del grupo) y Fred que hace de representante se alojan allí esa noche, después de la truncada actuación de la banda en un teatro, interrumpida por los disturbios. Allí se mezclan con más gente y dos chicas blancas venidas de Ohio, todos ellos a partir de una broma sufrirán una noche espantosa.


Uno de los chicos dispara con una pistola de juguete que hace ruido y se siente en la zona donde está la policía y el ejército, entendiendo que hay un francotirador, e intuyen que esas ráfagas vienen desde el hotel. Se dirigen hacia allí, y empezarán una redada en el interior del mismo, donde la voz cantante la llevan dos jóvenes policías, uno bastante racista y otro que le sigue el juego. Tendrán a todos contra la pared y estarán interrogándoles para sacar quien tenía la pistola que ellos creían de verdad, aunque al entrar disparan a uno sin estar armado. Caerán dos más durante esa noche, y para el resto, después de la tortura sufrida sus vidas cambiarán para siempre.


El reparto actoral es de alto nivel, con un John Boyega, como Dismukes, que compagina trabajo en la Ford y vigilante de una tienda, pero que cuando suceden los hechos trata de poner paz y de ayudar, aunque lo ve todo y es testigo fundamental. Will Poulter es Krauss, el policía muy racista que no le tiembla el pulso si tiene que matar a sangre fría, o Algee Smith que hace de Larry, ese cantante que después de lo ocurrido en el hotel, no podrá seguir cantando con su grupo, y se recluirá cantando en el coro de una iglesia.


Muy buen film, que se diferencia de otros sobre temática parecida, en que aquí y basado en testimonios de sobrevivientes de aquello, se posiciona claramente de una parte.

Os dejo con el tráiler.

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